domingo, 18 de junio de 2017

A viaxe de Olaf / El camino de Olaj



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Empezando cono los contrarios grande y pequeño el autor nos embarca en un viaje a otro planeta en el que todo es diferente a nuestro planeta, un pez al revés, un caballo con alas.. Son algunos de los seres únicos que lo habitan y que acompañan a Olaf, y a nosotros lectores, a lo largo del viaje.

Un texto super sencillo, también breve que nos hace ver, sobre todo, lo raras o únicas que son las criaturas  de ese planeta. Va haciendo un acumular de personajes que se repiten a lo largo de la historia, mejorando así la memoria del alumnado y ayudándoles a poder participar en la narración.

La ilustraciones son, a mi ver, magnificas, cuando Olaf está solo de colores oscuros y fríos; predomina el azul oscuro y el protagonista es enano para toda la soledad que le rodea. A medida que se va encontrando al os personales las páginas van llenándose de color. Además, si los personajes ya son poco estereotipados, los dibujos de los mismos no hay manera de describirlos, cubistas pero no por ello menos expresivos. Complementan la información del texto, aunque no transmiten las mismas ideas, pues sin leer el texto no podríamos entender la historia. Creo que es un ejemplo magnífico de la combinación texto-imagen para que la obra sea de calidad. Si falta una de las dos partes, este libro no valdría nada.
Lo que más me gusta de él es la forma de tratar la diversidad; no da protagonismo a lo diferente como hacen casi todos los libros sobre este tema sino que es un elemento más del cuento; el pez con la cola al revés (que además es un maravilloso juego de palabras) no se le dice nada por ser así, sino que Olaf le pide que se una a su viaje para que éste sea más divertido. Creo que es la forma más correcta de afrontar la diversidad, pues nos enseña que a todo el mundo hay que tratarle igual y no se debe ayudar a alguien solo por su color de piel, nacionalidad o por poseer algún tipo de necesidad.

Trata también la imaginación, estimula la memoria, el gusto estético y lo único y mágicos que somos cada uno de nosotros.

Lo utilizaría a partir de los 3 años y creo que en el aula no podría faltar un planeta mágico creado por los niños, en 3-4 años por estampación y en los años siguientes construyendo personajes pegando formas. Estos animales únicos se haría grandes y se pegarían por toda la clase, dejándoles acompañarles durante una temporada. 

León, M. e Rodriguez, M. (2012) A viaxe de Olaf. Pontevedra: Kalandraka

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